Mi primer post tras mi breve desaparición trata de uno de los cambios más importantes que ha habido en mi vida en este año de ausencia: el paso de vivir solo- o compartiendo piso con alguien random- a vivir en pareja.
¿Que con quién vivo? Tal vez recordéis, que lo dudo mucho, mis últimos posts antes de desaparecer, bueno, pues con el de las comeduras de cabeza, que también es el de la foto. Pero lo de cuánto nos comemos la cabeza las mujeres innecesariamente ya lo pongo en otro post; ahora me centro en el asunto que nos trae aquí: ¿cómo ocurre? ¿Por qué? ¿Es vivir en pareja tan terrible como lo pintan?
La pregunta del cómo la respondo con un «gradualmente», lo que nos lleva al por qué. Básicamente por necesidad, es lo más práctico. Poco a poco, a lo largo de la relación, te vas dando cuenta de que tienes medio armario en tu casa y medio en la casa de tu pareja. Un día intentas vestirte en tu casa y ves que no te quedan blusas decentes; llegas a casa de tu pareja y sí que tienes tienes blusas decentes, pero están todas sin lavar; así que las llevas a tu casa y las lavas. Al día siguiente, al salir del trabajo, quedas con la persona en cuestión, te quedas a dormir en su casa y… por la mañana te encuentras con un panorama desolador: no tienes ninguna blusa porque las llevaste todas a tu casa la tarde anterior.
Y de repente tienes que ir a trabajar con sudadera de Harry Potter y pelos de loca
Pero no todo es el armario, también está el tema nevera. Si compras comida en tu casa, lo más probable es que se ponga mala antes de que la puedas cocinar. Si compras comida con él, llegas a tu casa al día siguiente para encontrarte una gran nevera vacía. Resultado: gastas el doble en comida y comes el triple de basura. ¿Cuántas veces habré bajado al paki de al lado de casa a comprar la primera mierda a precio de paella de marisco en cualquier restaurante pijo de la Barceloneta? He perdido la cuenta ya. Eso si no desistís y os rendís al amo y señor de la vagancia gastronómica Just Eat, como fue nuestro caso.
– ¿Qué cenamos?
– ¿Qué hay?
– Queso manchego, pan de ayer, media cebolla y Nutella.
– ¿Pedimos sushi en Just Eat?
Varios meses y 10 kilos más después, tiene lugar la conversación:
– Joder, otra vez sin bragas limpias…
– Oye, ¿y si vivimos juntos? – THIS IS ESCALATING QUITE QUICKLY.
– ¿No es un poco pronto? – pero en realidad lo único que pasa por tu cabeza es «¡VOY A TENER ROPA LIMPIA Y DECENTE!»
– Bueno… si todo va bien, va a tener que pasar en algún momento, ¿así que por qué no?
Ya a partir de entonces es buscar piso, decir que te vas del sitio donde estás, no sé un proceso de más o menAL DÍA SIGUIENTE SE MUDÓ A MI PISO. Al día siguiente. EN 24 HORAS.
Y ahora pasaríamos a lo de «¿Es tan terrible como lo pintan?»; aunque para ello debemos preguntarnos primero el cómo lo pintan.
¿Cómo lo pintan?
- Cuando le conté a mi madre que mi novio y yo estábamos viviendo juntos, su reacción inconsciente fue un suspiro. Su reacción consciente fue un: con la convivencia se va todo a la mierda. Gracias mamá.
- Cuando se lo conté a mis amigos solteros, la reacción general fue la típica: «Bua, la convivencia destroza las relaciones».
Mi reacción ante la posición de mis amigos solteros
- Cuando se lo conté a mis amigos con pareja o casados, todos me pintaron la convivencia como un mundo de luz y color; así que me quedé con esa opinión, porque cada uno escucha lo que le da la gana.
En resumen, normalmente lo pintan muy mal.
¿Es tan terrible?
Lo podría responder con un escueto NO. Pero es mejor si me explico en condiciones. Adivinad cómo. ¡Sí, con una lista! Sé que las echábais de menos.
Ventajas de vivir en pareja
- En lo puramente práctico
- Reparto de tareas
- Reparto de gastos
- Que te ayuda a saber si quieres estar con esa persona o ni de coña sois compatibles
- En lo romántico
- Peli y manta
- Mimitos al despertar
- Más tiempo para disfrutar el uno del otro, sobre todo si trabajáis los dos
- GATO
Así que si tu pareja y tú os lo estáis planteando, mi más sincero consejo es que lo hagáis, si sale bien, lo vais a disfrutar muchísimo. Si sale mal, iba a pasar algún día; y es un alquiler, no es nada irremediable, cada uno en su casa, Dios en la de todos y las madres felices porque os habéis librado de semejante idiota.
Y bueno, eso, que con Dios.
Sara Doe 